¿Filantropía, Inversión Social y RSE porque son diferentes?
La Cultura Organizacional de una empresa se refiere al cúmulo de creencias, hábitos, valores, actitudes y tradiciones que son compartidos por los colaboradores que conforman una compañía.
Describe la personalidad de una empresa; su forma de ser y actuar. Es un vínculo social que le da cohesión a una organización. Es la manera en la que ésta interactúa como conjunto, tanto en su propio entorno como con el exterior, con diversos grupos de interés, tales como proveedores, clientes, entre otros.
Determina la forma en la que funciona una empresa, y es observable a través de sus estrategias, estructuras y sistemas.
Una buena organización cuya base esté sostenida en valores y normas permite a cada uno de los colaboradores de una empresa identificarse con ellos y mantener conductas positivas dentro de la misma; asimismo, gracias a ella, los empleados incrementan su productividad y dan una buena imagen del lugar donde laboran, es decir, se logra un exitoso employer branding (sistema de gestión de la marca de la empresa para atraer el talento hacia la misma) del negocio en el mercado.
Como parte de la cultura organizacional de una empresa, es muy importante tomar en cuenta la responsabilidad social que con frecuencia en las empresas suelen confundir 3 conceptos, que ha pesar de tener cosas en común, sus dimensiones son totalmente diferentes. Escuchamos cómo, al realizar donaciones o hacer una obra de caridad, las empresas lo enmarcan y comunican como un programa de responsabilidad social corporativo, pero al interior de su empresa no cuentan con políticas ni valores que apunten al bienestar de sus colaboradores, proveedores o del medio ambiente. A nuestro criterio, el que la empresa realice acciones sociales dentro de cualquiera de estos espacios, siempre será positivo, sin embargo, es necesario aprender a diferenciar los conceptos, incluso para planificar un crecimiento de responsabilidad en el tiempo.
Sobre la filantropía
La filantropía social está relacionada con la beneficencia, la caridad y el trabajo de voluntariado, en las cuales las empresas invierten a través de organizaciones externas que no tienen vínculo con el objetivo de negocio, para apoyar una acción de beneficio para la sociedad. Estas son las acciones más comunes de las empresas que aún no han detectado la necesidad de establecer objetivos claros de RSE (Responsabilidad Social Empresarial).
Sobre la inversión social
En una segunda dimensión se encuentra el concepto de inversión social, el mismo suele nacer usualmente de las empresas que quieren establecer programas más sostenidos de ayuda a la comunidad y a la sociedad en general, vinculando su objetivo de negocio a la misma; este se caracteriza por contar con objetivos a largo plazo que son medibles y cuantificables, pero, sobre todo, que aportan a la reputación de la empresa desde su giro de negocio. La inversión social es siempre de apoyo hacia afuera y no considera todos los actores de una empresa como lo hace la RSE.
Sobre la RSE
La responsabilidad social empresarial RSE o responsabilidad social corporativa RSC, es un concepto que nace a finales de los años 50’ y que, en resumen, busca el valor compartido de los diferentes actores que se relacionan con una empresa: clientes, colaboradores, socios, medio ambiente, comunidad, gobierno y la sociedad en general.
El desarrollo de un plan de RSE conlleva una serie de modificaciones en una empresa, desde estructura, políticas, valores, procesos, compromisos, hasta incluso la modificación de productos y servicios. Implementar un plan de RSE, además de significar un esfuerzo inmenso, requiere de un presupuesto amplio y un compromiso a largo plazo.
Si bien para muchas empresas el construir un programa de responsabilidad social no es factible de manera inmediata, es importante conocer a fondo los conceptos y sus implicaciones, para ir creando políticas que aporten a este objetivo poco a poco. La RSE ya no es considerada un lujo, los consumidores son cada vez más exigentes y los valores que transmite su empresa pueden ser definitivos al momento de construir la reputación de una marca.
Una cultura organizacional puede definirse desde dos perspectivas. Una fuerte, que se caracteriza porque los valores de la empresa son firmes y aceptados por todos los integrantes de la misma, lo cual se traduce en un alto compromiso de los trabajadores en la realización de la misión y de los objetivos empresariales marcados por la organización, y una débil, en la que el personal posee poca libertad de acción y los directivos muestran poco interés por el crecimiento de sus subordinados. En ella, no se motiva a los empleados a ser creativos y proactivos, y por lo tanto, no se alcanzan los resultados necesarios para el cumplimiento de las metas de la empresa.
GRUPO NACH toma muy en cuenta la cultura organizacional de acuerdo a estos 3 conceptos con sus colaboradores, proveedores, clientes, fundaciones, instituciones, etc en las cuales pueda apoyar teniendo una #NACHTITUD por la que se ha caracterizado la FAMILIA NACH.
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